El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos luego de finalizada la segunda guerra mundial y a raíz de un acontecimiento histórico que puso en duda la misma condición humana: el Holocausto. Luego de este genocidio, que se llevó la vida de aproximadamente seis millones de judíos europeos en manos del Estado nacionalsocialista alemán entre 1939 y 1945, resultó necesario establecer acuerdos mínimos internacionales y mecanismos de control para que estos crímenes de Estado no vuelvan a suceder. Es así que surge la Declaración Universal de los Derechos Humanos.Los Derechos Humanos son entonces un conjunto de derechos y garantías que deben custodiar los Estados y, por ello, sólo los Estados pueden infringirlos. La validez de estos Derechos consiste en que son inherentes a la condición humana, como la libertad y la igualdad, y se basan en la idea de que cada persona posee dignidad y como tal, debe ser considerada como un “fin en sí mismo”, no como una cosa factible de ser instrumentalizada.Además, son, sin dudas, una conquista histórica de las sociedades: aunque los Derechos Humanos aspiran a tener una validez universal, no siempre, a lo largo de la historia, se concibieron a estos derechos y garantías como atributos inherentes a la condición humana. Más aún, si bien ya en acontecimientos decisivos de la modernidad política como la Revolución Francesa y las distintas revoluciones suramericanas pudo ser entrevisto el valor de algunos derechos relativos al género humano, las sociedades comenzaron a percibir la relevancia de los Derechos Humanos a partir de acontecimientos límites producidos en el siglo XX como el Holocausto y el terrorismo de Estado en Argentina.
Fuente: Educ.ar
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