De la educación vial a la educación del transeúnte
La denominación "Educación del transeúnte" pone en el centro al sujeto y no a las "vías" o los "caminos". El foco está puesto en formar al ciudadano que transita, cualquiera sea el medio o la forma que utilice para desplazarse. Remite a una formación que aborda las normas de tránsito "en el marco de una reflexión sobre la articulación entre los problemas de circulación, las normas pensadas para resolverlos y el contexto geográfico específico" (Siede, Isabelino, ya citado).
La Educación del transeúnte es un proceso complejo que implica a la persona en todos sus aspectos: los individuales y los relacionados con sus creencias, características psicofísicas y el medio que lo rodea. Es mucho más que enseñar normas de tránsito. Debe considerarse como un contenido transversal capaz de promover el desarrollo de la persona humana en sus dimensiones individual, social y ética.
En este sentido, la Educación del transeúnte forma parte de varios ejes transversales, generalmente presentes en los proyectos institucionales, como son:
Educación para la salud
La Educación del transeúnte implica el aprendizaje de actitudes y comportamientos seguros para la prevención de accidentes, para el cuidado y preservación del bienestar psicofísico propio y de los demás en la vía pública. Conseguir que cada persona sepa que puede ser agente de salud y agente de riesgo es un objetivo primordial de esta educación (López, Sánchez, F., 1999).
Educación para la convivencia y la ciudadanía
La Educación del transeúnte implica aprender a convivir y compartir con seguridad, responsabilidad y respeto por el espacio de la vía pública, que pertenece a todos aunque muchos la sientan como "tierra de nadie". Desde esta perspectiva, es necesario promover el sentido crítico y el compromiso para el desarrollo de acciones y transformaciones del medio en que se habita.
Educación ambiental
La educación del transeúnte se vincula con la educación ambiental en sentido amplio, es decir, que la considera un instrumento para transformar el medioambiente humano, en la vía pública, para una mejor calidad de vida no sólo en lo relacionado con los aspectos contaminantes del funcionamiento del sistema (contaminación sonora, del aire, visual), sino también para el desarrollo de un ámbito social público de convivencia más armónico, pacífico, sano y seguro (Isoba, María Cristina, "Redefinir la educación vial", revista Luchemos por la Vida, Nº 20, 2002).
Fuente: educ.ar
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